sábado, 7 de noviembre de 2009


anoche charlando con Marina Abramovic, me dijo que mi apellido era "muy fuerte". Imagino que se refería a la alegorización cubana. Estaba encantada de la vida y con una juventud a flor de piel. Se conserva estupenda. Recordé como cenamos hace años (cuando el "Real Royal Trip" en su estudio de Nueva York) y como también estuvimos juntos comiendo en Valencia también hace añitos. Parecía sorprendida de que hubiera visto su "Biografía". No me puedo olvidar de la aparición de aquella señora con el acordeón tras la caída bestial de las serpientes. Su exposición en "La Fábrica" con el éxtasis de Santa Teresa merece la pena. Pero sobre todo me ha reconfortado ver que esta señora mantiene un tono tremendo. Se ha flagelado y ha actuado de forma sado-masoquista contra la idea del arte bello y de la artista bella. Ella, en todos los sentidos, sigue siéndolo.

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