lunes, 12 de octubre de 2009
la alusión fálica, la erección sangrienta que imagina Tarantino supera el límite de lo ridículo. Otro mazo fue el que golpeó sobre el imaginario utópico. Desde Primo Levi a Theodor Adorno, de Godard a Georges Didi-Huberman, de Zoran Music a Giorgio Agamben late un testimonio de todo aquello que los bastardos ignoran.
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