lunes, 19 de octubre de 2009


después de leer el ensayo de Henry Jenkins titulado ""Disfrutáis haciéndonos sentir estúpidos a los demás": alt.tv.twinpeaks, el autor embaucador y la pericia del espectador" he recordado el impacto de la serie de Lynch. Desde la música que abría cada capítulo hasta el último segundo me mantenía en vilo. No me sentí decepcionado porque aquello pasara del enigma a lo extraterrestre. De sobra se que la especialidad de Lynch es cagarla antes o después. Eso siempre le pasa. Lo importante es el tono, la densidad, la sensación y el hechizo. No tenía ningún interés en saber quién mató a Laura Palmer. Para mí no había misterio en ese asunto: lo había hecho, sin ningún género de dudas un degenerado. El secreto es conocido: se llama David Lynch.

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