Posiblemente la más interesante aportación de este diccionario sea la definición perpretada acerca del término SMS.
SMS. Lenguaje iconográfico y totalmente funcional, que produce textos que sólo pueden ser leídos en silencio: no son pronunciables. No se recitan, se interpretan. Como lenguaje no fonético, por su magnitud y alcance, no tiene precedentes en la cultura occidental. Como los SMS emulan a la palabra escrita antigua (por todos conocida), el lenguaje de los SMS deja de sustentarse en el sonido y se basa en la vista. Los SMS generan una mutación de la escritura, unaEl fenómeno del SMS se perfila, tal como estas lineas lo recogen, como una genuina revolución cultural, producto mismo de la superestructura ideológico-simbólica de lo textual, semejante a la formación de un nuevo idioma; dejando de lado, claro está, las interpretaciónes apocalípticas de los organismos del estado y los padres que ven en sus hijos a los principales activistas de esta modificación del paradigma escritural -dando por supuesto que toda interpretación paternalista no puede escapar de la mera simplificación bien sea derrotista o alagadora-. La visión que tales instituciones (familia y estado) no puede ser más que preocupante, máximos dignatarios del custodio de la inmutabilidad del lenguaje, poseedores de una exigencia histórica, la de la transmisión fidedigna a lo largo de las generaciones y al mismo tiempo profesores del "entendimiento" (definido en este caso como interacción social); padres y poderes estatales no pueden sino observar acomplejados el producto de la babelización invertida.
evolución del lenguaje.
A pesar de lo que parecen querer afirmar tanto detractores como firmes apologetas del fenómeno, la problemática subyacente al SMS no se trata de un problema estético o puramente formal. La enorme capacidad de mutación y variabilidad de la que le hemos visto capaz parece demostrarnos su total indiferencia hacia las cuestiones aparienciales. Así mismo, como ya hemos intentado sostener, no se trata de un producto al margen de la cultura creado por una juventud descarriada, cuyo afán iconoclasta alcanzaría cotas hasta ahora nunca vistas. Algo mucho más material y aparentemente funcional subyace a la lógica -según los padres conspiratoria- del SMS que responde a la necesidad de afirmación y constitución identitaria de una serie de sujetos escindidos, que componen la sociedad actual donde "el funcionario es la medida de todo", por medio de las modificaciones del lenguaje. Estas modificaciónes asimiladoas, repetidas en la forma de un ritual inconsciente, componen la customización personalizada del lenguaje por medio de la cual cada individuo puede y debe ser identificado y reconocido.
[Si me permiten una confidencia, durante mi adolescencia, en el instituto, muchos intentos de boicotear las parejas de algunos compañeros que salían con la más guapa de clase, fracasaron estrepitosamente justo por este motivo. El modus operandi era más o menos el que sigue: mientras alguien distraía a aquél contra el que nos habíamos conspirado, otro se apoderaba del movil del susodicho para perpetar y enviar un SMS insultante a la novia. El fracaso del complot radicaba en la imposibilidad de imitar a la perfección los tics textuales del susodicho, de tal modo que por el modo en que el SMS estaba escrito la novia era capaz no solo de descubrir el entuerto sino incluso a los propios que lo habían perpetado.]
Muchos estudiosos remarcan como característica fundamental de este nuevo nuevo lenguaje su funcionalidad. En cuanto tal el SMS, por su aparencia de abreviatura, podría ser contado entre los productos propios de la histeria (histeros, llegar tarde en griego) generalizada del individuo posmoderno; un individuo que apenas dispone de su tiempo, a pesar de ser descrito por tantos estudiosos como un homo ludens, ajeno a las labores manuales, dedicado principalmente al ocio u al paro. Sin embargo, es digno de ser destacado el hecho de que suceda justo lo contrario de lo esperado respecto de la evolución de un lenguaje descrito a partir de su funcionalidad y abreviación: el número de caracteres "aceptados" no disminuye, no se produce una decantación progresiva de los signos utilizados, sino que, por contra, el número de tics sígnicos aumenta exponencialmente dependiendo del contacto que haya tenido el sujeto en cuestión con el lenguaje y la introyección del mismo.
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