miércoles, 23 de septiembre de 2009

En el origen la duda

[ Este contuberniado les insta a participar activamente en el desarrollo de este espacio mandando sus chapuzas, cotilleos o cataplasmas (textos y obras de arte) a la dirección taunesco@gmail.com.
PD. Tenemos muy mal gusto así que lo aceptaremos todo.
]

Cabe advertir al lector que, aunque esa sea su apariencia, esto no es un diálogo. La actitud participativa de este espacio así mismo pretende abrir una brecha más allá del proceso asimilacionista del diálogo concebido erroneamente como el único proceso de interacción participativa "en igualdad de condiciones". Nosotros no olvidamos. El diálogo nace de la mano del discurso de la "im-postura" platónica. Esta im-postura de la que somos herederos se encuentra doblemente marcada por el uso sistemático de la duda. (1) La duda como negación de toda postura, una no-postura, y por lo tanto definida como aquél instrumento retórico que en su gesto aparententemente crítico y problematizador, en realidad instiga al no-compromiso con unos ideales y unos proyectos. En definitiva la duda como sistema sofista de relativización de los compromisos éticos y sociales, demostrando que toda la realidad, perfectamente representada por las argumentaciones filosóficas, es mudable, a excepción de el propio principio del cambio, el instrumento dialéctico que permite la relativización de todo, el método más elevado. (2) La duda como imposición de una impostura. El pensamiento filosófico hereda como sistema la duda, convencionalmente descrita como el instrumento de suspicacia y constante confrontación con la realidad. De este modo la filosofía surge al auspicio de un impulso totalizador del insoslayable deseo de dar todas y cada una de las respuestas, controlado por la falsa modestia de incluir, hasta en el más abarcante de los tratados, la duda como impostura en la forma de una pregunta retórica que ya ha encontrado respuesta -ya su propio nombre, filosofía, denota su caracter de gran sistema de comprensión fallido que debe recurrir a la falsa modestia de autodenominarse mero amante del saber-. En realidad el sistema mayeútico-irónico de Sócrates es una superficial inversión de los papeles de quién pregunta y quien responde. En los Diálogos el mismo que pregunta otorga la respuesta a un personaje inferior desde el punto de vista argumentativo que realiza la función de espejo que, en una reflexión perfecta, duda.

Contubernio Canibal aspira a elevar su asociación ilícita o vituperable a categoría universal, realizando la función de plataforma asociativa entre las diferentes artes. No pretendemos establecer un diálogo de esos que considera a la alteridad argumentativa como un mero obstáculo en la aventura discursiva del heroe dialéctico para la realización de una conclusión sumaria. No, aquí no se debería producir una asimilación de los discursos ajenos y propios para la obtención de una moralina. No hay conclusión posible. Empieza un curso de paranoia crítica donde los discursos se desarrollan de forma paralela y multiforme. Nuestro objetivo: el paralelismo cultural, de tal modo que todas los campos del mismo alcancen un desarrollo simultaneo desde un punto de vista espacio-temporal y participativo desde un punto de vista motivacional. No hay convergencia, sino caminos en paralelo.

Esto, aunque no lo parezca, es un intento de acceder a nuevos modos de significación y lectura. Esto, aunque no lo parezca, es un monólogo total, donde las voces se confunden como en un concierto retransmitido por auriculares, denominado de manera provisional como discurso "parálogico". παρα: junto a, formando filas, bien prietos -estamos aprendiendo a dudar.

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