martes, 29 de septiembre de 2009
"La prosopopeya contrita de la abyección es tanto una postura, una impostura, como la caballería trompetera de la parusía del Espiritu. El final del Final de la Historia está cortado del mismo paño que este final" (Alain Badiou: Manifiesto por la filosofía). Abro, al azar, el primer libro que me encuentro en la mesa de mi despacho y aparecen estas dos frases subrayadas. Ahora, tras cenar con Carlos Jiménez y unos simpaticos amigos suyos (gran parte de ellos artistas latinoamericanos), no recuerdo qué es lo que entendí cuando leía, por vez primera, este libro. Domingo cambió un dibujo fotocopiado por un tatuaje, yo cambiaría ahora que llueve languidamente en la noche otoñal mi cerebro por el de alguien capaz de explicarme la hiperbólica prosopopeya del filósofo. Lo dejaremos para mañana.
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