domingo, 26 de agosto de 2012

UNA BALSA, UN PALOTEO Y MILENIOS DE OLIVOS Y PROHIBICIONES


Los pies en un caldero, la india los lavó y seguidamente los ungió con aceite.
Ignoramos si se practicaban sacrificios; pero lo que  sí sabemos es que el mundo naciente es el del ser perturbado por el espíritu de la transgresión. Untaba y huía,  en un juego excesivo, una huída  a la mirada discontínua y abierta, el acceso al ser y a la vida.
 La necesaria  búsqueda del erotismo  sagrado tal y como se da en la experiencia mística sólo requiere que nada desplace al sujeto.
Voces africanas retumban como rezos,  la embarcación se tambalea con sonidos de espada y gruñidos de cerdo.  Al cerdo que llevo en brazos  no le he hablado de poesía, no habría podido hacerlo sin adentrarme  en sus carnes devorándolo.
primera parte de escenas para ungir los pies del conquistador

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