el
atleta escogió correctamente las mallas para nadar aunque no fueran
transpirables, así pues el pupilo se inició más que bien en el arte de bucear,
curioso ver al chico deshaciéndose en placer con la tuerta observación del ojo
de cristal negro, después siempre viene el resquemor y la duda sobre si nos
hemos sumergido lo suficiente o lo escatológicamente formal/
existe
una transmutación en lo ajeno, el abismo del cuerpo desaparece para dar paso a
la alegría del momento/ la ambigüedad queda lejos cuando el otro soy yo
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