Poeta negro, el pecho de una doncella
te obsesiona,
poeta amargado, la vida hierve
y la ciudad se quema,
y el cielo disminuye en lluvia,
tu pluma escarba en el corazón de la vida.
Selva, selva, tus ojos hormiguean
sobre las fachadas multiplicadas
cabellos de tormenta, los poetas
montan caballos, montan perros.
Los ojos se enfurecen, las lenguas dan vueltas,
el cielo afluye a las narices
como una leche azul y nutritiva;
Estoy a vuestras bocas suspendido,
mujeres, corazones de vinagre duros.
martes, 2 de octubre de 2012
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