¿Cómo se siente un murciélago?«¿Cómo es ser un murciélago?» (Nagel, 19 74 Davies and
Humphreys, 1993 ) Un murcielago vampiro.
En el interior del hombre existe todo un mundo, un universo de percepciones, pensamientos, de sensaciones y emociones. La psique humana es un verdadero hervidero de vivencias, que aparecen y desaparecen sin cesar. A pesar de ello, del caos aflora una experiencia aparentemente unitaria.
La bondad de los murcielagos vampiro ilustra la complejidad de las relaciones grupales en los llamados murciélagos vampiros. Estos quirópteros, pese a su infame reputación, son animales muy sociables. Su sensibilidad «interpersonal», como veremos a continuación, está estrechamente relacionada con sus extraordinarios hábitos alimenticios. A diferencia de otras especies de murciélagos que se alimentan de insectos, flores o frutas, la dieta de los murciélagos vampiros consiste únicamente en la sangre fresca de otros mamíferos. Estos pequeños animalitos salen por la noche en busca de vacas, cerdos o caballos para conseguir su dosis habitual de alimento.El animal que se haya quedado sin comer, pronto estará en peligro de muerte por inanición. En este caso, algún compañero del grupo que sí ha tenido éxito, concede parte del
alimento ingerido al compañero necesitado. La sangre pasa de boca en boca y la vida
del individuo hambriento está a salvo gracias a la generosidad de un congénere.
Gerald Wilkinson de la Universidad de Maryland. El investigador ha pasado incontables horas sentado silenciosamente debajo de árboles donde reposan los murciélagos vampiro. Como pudo observar de cerca, los murciélagos no dan de comer a cualquier compañero hambriento sino que alimentan preferentemente a sus parientes cercanos y a ciertos individuos concretos del grupo, normalmente aquellos que se posan a su lado durante las horas de descanso. Además, los intercambios son siempre recíprocos.El murciélago que en una ocasión dona parte de su comida a otro, un par de noches después se beneficia recibiendo la sangre del individuo al que había dado de comer antes. Si un individuo intenta saltarse las reglas y se aprovecha cuando está hambriento, sin devolver nunca el favor, va a ser penalizado. Puede que se beneficie un par de veces, pero a largo plazo nadie le va a ofrecer un trago y corre el peligro de morir cuando no encuentre alimento. Parece, pues, que la sociedad de los murciélagos vampiro se rige por unas reglas de conducta que favorecen la solidaridad y castigan el egoísmo. Establecen relaciones sociales de reciprocidad que se basan en el conocimiento individual mutuo.
R. M. Renfield, aetat 59. temperamento sanguíneo,
gran fuerza física, excitable patológicamente, periodos de depresión
que terminan con una idea fija imposible de precisar. Supongo que el
temperamento sanguíneo unido a una influencia perturbadora provoca la
obnubilación total de la conciencia, posiblemente es un hombre
peligroso, aunque carece de egoísmo. En los egoístas, la cautela es una
armadura tan eficaz para sus enemigos como para ellos mismos. A este
respecto pienso lo siguiente: cuando la idea fija es el yo la fuerza
centrípeta se equilibra con la centrifuga. Cuando se trata de un deber,
una causa, etc., la fuerza centrifuga es extrema y solo la puede
equilibrar un accidente o una serie de accidentes. — Del Diario del Dr. John Seward
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