viernes, 6 de mayo de 2011

GOES DOWN, even nine in the morning



Bien es sabido en la cultura popular que las personas ebrias suelen reírse mucho. No obstante, se realizó un experimento científico para comprobarlo. Psicólogos británicos de la Universidad de Hull dijeron a 48 voluntarios que se tomasen una bebida alcohólica o un refresco, a partes iguales, para posteriormente ver una película cómica. Os podeis imaginar el resultado de dicho estudio.

Distingamos antes “lo cómico” de la facultad humana de percibirlo y de la risa en sí. La comedia es un género del teatro dramático que se fundamenta en lo cómico, pero una cosa es lo cómico y otra cosa es el sentido del humor, que es la capacidad humana para percibir algo como cómico o gracioso. La risa es la expresión de esa capacidad e implica, y eso es lo que aquí quiero mostrar, un salto fuera de la cotidianidad provocado por aquello que se ha percibido como gracioso.

Baruj Spinoza fue el primer filósofo en decir algo verdaderamente positivo sobre la risa. Para este filósofo son dos los afectos fundamentales de los cuales se derivan el resto de las emociones: la alegría y la tristeza. El único camino posible hacia el perfeccionamiento tanto del cuerpo como del espíritu —pues para este filósofo poseen ambos la misma dignidad— es el camino de la alegría: cualquier afecto derivado de la alegría es positivo, mientras que ninguno derivado de la tristeza puede conducir a la perfección ni al bien. De manera que para Spinoza la risa es un bien deseable y resulta benéfica para el cuerpo y el espíritu.

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