sábado, 28 de mayo de 2011

Abstracción en el establo


Ayer en la librería y sala de exposiciones barcelonesa Mutt (Comerç, 15), el gran protagonista fue ese frisón holandés de pura raza y color negro -la lógica poética hubiera querido que fuera pinto- nacido hace cuatro años. El cuadrúpedo asistió a la inauguración de la muestra de las pinturas que han realizado a cuatro manos (es un decir), en plan Gilbert & George, él y el inclasificable artista Sergio Caballero -el nombre parecía predisponerlo a la experiencia-, bien conocido por ser además uno de los tres directores del festival Sónar y el responsable de su imagen. ¿El título de la exposición? Abstracción en el establo.
Las obras que se exhiben, nueve, son el resultado de la interacción entre Caballero y el caballo. La parte del artista humano es el fondo de los cuadros, que muestran fotografías panorámicas de Oporto y retratos de monos titís vestidos como personitas propiedad de un artista callejero en San Petesburgo. Sobre esas fotos de Sergio Caballero ha dejado ir el caballo su pincel, mojado en pintura acrílica y manejado con la boca. Trazos fuertes, enérgicos. "Vi que lo que hacía era expresionismo abstracto", señala Caballero sin asomo de broma. Y añade muy serio: "Tipo De Kooning".
Unos vídeos en la exposición muestran el trabajo del caballo en su estudio, uy, su cuadra. Aparentemente muy concentrado, se salpica, se mancha los belfos, el hocico y la crin".
Los animalistas pueden estar tranquilos. Humano y caballo van a medias en las ventas de sus cuadros. ¿Cómo se traduce eso? El cuidador de Napoleón, Santi Serra -uno está tentado de denominarlo marchante-, que lo enseñó a pintar por iniciativa de Caballero, recibe el dinero y lo emplea en él: buena avena, mejoras en sus instalaciones, quizá una yegua...

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