martes, 30 de marzo de 2010


Lady Gaga y Marilyn Manson se han fusionado creando el engrudo más bizarro de los últimos años. Momento singular donde los haya: bajo un fondo tecno se produce la tan deseada unión entre, por un lado, el principe de las tinieblas neogothic y, por otro, la más excéntrica de las starpop de los últimos años. Parece que los extremos se tocan. Aunque, ¿cómo definir a estos dos sujetos de sexo indefinido, escondidos bajo toneladas de maquillaje? Hibrido es la palabra, sin duda. Esto me lleva a algo que dijo Tomás Pollán en su conferencia de la semana pasada en el Círculo de Bellas Artes -acontecimiento singular donde los haya, estamos hablando de El maestro oral, ágrafo, más rodeado de secretismo y oscuridad, de todo el departamento de Filosofía la UAM-. Durante su conferencia acerca de "Lo monstruoso" apuntó una etimología de híbrido que, como dicen los italianos: si non è vero ben trovato; a saber: híbrido proviene de hybris. En el sentido de que lo híbrido tiene un carácter subversivo al poner en cuestión todo límite y por lo tanto está íntimamente relacionado con una pretensión de superación infundado. Él está en el límite señalando su convencionalidad pero al mismo tiempo permite, mediante su derrota a manos del "doncel al uso" (bien sea este Belerofonte, San Jorge o el Arcangel Miguel) el mantenimiento del status quo: la defición y legitimación del sistema dado. René Girard, etc. Pues bien, esto de MM y LD, la verdad: sobrepasa todo límite.

No tengo nada más que decir al respecto.

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