En opinión de Adorno, este teatro crea realmente el efecto de distanciamiento del que habló Brecht. En efecto, el público difícilmente se identifica con toda esta galería de personajes de comportamientos tan extraños. Al mismo tiempo, lo anormal e hiperbólico alterna con situaciones y lenguajes de un incontestable realismo, que nadie hasta la fecha, ni siquiera los naturalistas, habían hecho suyo, sin duda por no considerarlo teatral.
Es decir, hasta ahora no se había considerado conveniente ese hablar por hablar de las cosas mas anodinas, de la realidad mas simple y casera, sin segundas significaciones. Semejante lenguaje que, según Duvignaud, se atiene a la «lógica del pie de la letra», sólo sería posible en boca de niños o de extranjeros, ajenos a las connotaciones del idioma y de la historia que lo conforma. Curiosamente, algo de niños tienen algunos de los personajes creados por estos dramaturgos extranjeros residentes en Paris.
viernes, 26 de marzo de 2010
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