sábado, 27 de marzo de 2010

I-IV-V-I (1)

Es tremendamente difícil sintetizar el peso específico de Jim Marshall sin el latente temor de quedarse corto. La fotografía de Jimmi Hendrix quemando su guitarra en el Monterrey International Pop tiene demasiada vida propia. Sea como sea, la cámara de Marshall nos adentra en gran parte de la historia del rock. Para hacer justicia a su obra, elegir una sola de sus rocanroleadas imágenes es un camino condenado a ser cruzado a cada rato por otras: a medio trecho de vibrar con la captura del verano de Hendrix, me tropiezo con la de Johnny Cash mándandote a la misma mierda, antes de actuar en la prisión de San Quintin. Echando un vistazo a cómo fue redactando la historia, nadie es capaz de negar que Marshall otorgó al entre bastidores el carácter de unheimlich pop.

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