El momento del saber es superación de la poesía. En esto Hegel coincide con Holderlin, y, guardando futuros resguardos, con el Heidegger de "El origen de la obra de arte". Los tres, afirman una intimidad inherente entre arte y poesía, que en la tradición de la metafísica ha dado lugar a una relación teleológica: la poesía es la finalidad del arte o el momento mayor de la Idea.
Hegel y Holderlin coinciden, además, en que la escisión, la herida, se da en el singular a través de la experiencia del inmemorial. Poesía como acontecimiento y experiencia, acontecimiento de la escisión, experiencia de lo inmemorial. El saber no puede dar cuenta de la experiencia, sino sólo del acontecimiento. El acontecimiento instaura, así, el lugar de lo nuevo, y da, en ese sentido, lugar a la pérdida. La poesía es la afección de la pérdida que el saber busca borrar: la memoria como dimensión del inconsciente de la modernidad. Eso que la tradición alemana denomina Undenken. La noción de “lugar del poema” en Heidegger es la culminación lógica, sin embargo, del giro hegeliano. Es el momento en que acontecimiento y experiencia se singularizan en un momento único y a la vez fundante.
("Poesía y Técnica: a propósito del destino del poema en la Modernidad")
miércoles, 24 de marzo de 2010
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