viernes, 11 de noviembre de 2011


dos objetivos eran los buscados en mi intervención a la obra de domingo: que lo visto presencialmente en un entorno acústicamente ruidoso, fuera todo lo contrario en un ambiente telemático. y que los juicios de valor de los espectadores, en su ensimismamiento testimonial, ignorasen paradójicamente el sentido de todo lo que domingo y yo (en registros distintos pero complementarios) realizábamos. el desconcierto buscado (y logrado) por ambos era sintomatizar la ausencia meridional de quienes se acercan al arte contemporáneo. eludiendo perderse. y eso iba dirigido no al público común y corriente sino al que subsiste del sistema de las artes.

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