Ser un don nadie en el mundo del arte tiene su precio. Y la casa Sothebys lo ha puesto. 8.466 euros. Ese es el precio que ha alcanzado hoy un cuadro de Nat Tate, un artista que nunca existió.
Tate, un pintor neoyorquino que se suicidó en 1960, arrojndose al río Hudson, es fruto de la imaginación del escritor británico William Boyd, que ideó una biografía ficticia a la que puso por título Nat Tate: un artista americano, y que incluso llegó a organizar una presentación de su obra en Nueva York con la complicidad del cantante David Bowie. La presentación se celebró en el estudio de Jeff Koons, uno de los artistas más cotizados del mundo, y acudieron, entre otros ilustres, Paul Auster, Julian Schnabel o Brad Pitt. Ni ellos ni el resto de los invitados sabían que Nat Tate (cuyo nombre resultaba de combinar dos galeras londinenses, la National y la Tate) era pura invención.
El pastel se descubrió gracias a las pesquisas de un periodista britnico, David Lister, pero algunos ni se inmutaron por el engao. Bueno, existen tantos artistas reales malos que prefiero oír hablar de uno bueno que no existió, reaccionó uno de los críticos de arte que habían acudido al domicilio de Jeff Koons. Hasta ahí la historia de Nat Tate. La de sus pinturas (existen 18 obras de Tate circulando por el mundo) seguramente tendrá una vida más larga. Sobre todo, después de que hoy Sothebys haya subastado en Londres por 8.466 euros uno de los cuadros del artista, Puente n114, que reproduce un puente de lo más nif surcado por unas oscuras aguas formadas por huellas dactilares. La casa de subastas esperaba obtener como mucho 6.000 euros (el precio de salida era de 3.500) y ha recaudado casi 8.500, que serán donados a una institución benéfica para artistas con problemas económicas. El nombre del comprador no ha trascendido. Pero seguro que no es un don nadie.
Tate, un pintor neoyorquino que se suicidó en 1960, arrojndose al río Hudson, es fruto de la imaginación del escritor británico William Boyd, que ideó una biografía ficticia a la que puso por título Nat Tate: un artista americano, y que incluso llegó a organizar una presentación de su obra en Nueva York con la complicidad del cantante David Bowie. La presentación se celebró en el estudio de Jeff Koons, uno de los artistas más cotizados del mundo, y acudieron, entre otros ilustres, Paul Auster, Julian Schnabel o Brad Pitt. Ni ellos ni el resto de los invitados sabían que Nat Tate (cuyo nombre resultaba de combinar dos galeras londinenses, la National y la Tate) era pura invención.
El pastel se descubrió gracias a las pesquisas de un periodista britnico, David Lister, pero algunos ni se inmutaron por el engao. Bueno, existen tantos artistas reales malos que prefiero oír hablar de uno bueno que no existió, reaccionó uno de los críticos de arte que habían acudido al domicilio de Jeff Koons. Hasta ahí la historia de Nat Tate. La de sus pinturas (existen 18 obras de Tate circulando por el mundo) seguramente tendrá una vida más larga. Sobre todo, después de que hoy Sothebys haya subastado en Londres por 8.466 euros uno de los cuadros del artista, Puente n114, que reproduce un puente de lo más nif surcado por unas oscuras aguas formadas por huellas dactilares. La casa de subastas esperaba obtener como mucho 6.000 euros (el precio de salida era de 3.500) y ha recaudado casi 8.500, que serán donados a una institución benéfica para artistas con problemas económicas. El nombre del comprador no ha trascendido. Pero seguro que no es un don nadie.
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