lunes, 26 de abril de 2010

Miguel Martínez acaba de escribir un texto fabuloso. Se titula "Pintar las lágrimas: del impresionismo al oscuro sujeto de deseo" y versa sobre los problemas habituales que le rondan a nuestro compañero: la relación entre el lenguaje y el deseo partiendo de las tesis de Foucault. En esta ocasión, se aventura por caminos paralelos la crítica a la sobre-interpretación de la obra de arte en la época moderna esbozada por George Steiner en "Presencias reales", tomando como punto de apoyo a Schopenhauer, fundamentalmente. En definitiva, se trata de una reivindicación del otro lado de la carcel del lenguaje partiendo del concepto de cosa en sí en Kant. Sobre esto último apunta, acertadamente, en un lugar de su texto:

"La autonomía que el filósofo de Konisberg concede al sujeto es de súbito otorgada, no ya a un conocimiento fantástico que trataba de evitar, sino en el extremo opuesto de lo impensable. El proyecto kantiano de la Ilustración no culmina con la mayoría de edad del sujeto sino con la emancipación y la autonomía de lo irracional. [1]
_________________
[1] El noúmeno es la chistera, que por estar fuera del discurso racional permite extraer cualquier cosa. El límite de la razón funciona legitima no solo lo racional sino también lo irracional. Quien conquista ese espacio puede sacar de él lo más valioso, aquello que desee, esto es, cualquier cosa más allá de los límites de la razón."

1 comentario:

  1. Por fin se empieza a reconocer que los hijos de Las Luces han muerto de muerte natural, y que sus nietos desconocen el poder de La Razón.

    ResponderEliminar