La Roma sin medidas, ni límites, ni dios, ni patria. Es una atrevida mezcla de punk, indie y rock, aunque en estricto sentido, nunca lo será. Al menos de ese modo. Una civitas que abofetea en los primeros minutos de bienvenida. Una mezcla densa de largas temporadas que se nos plantan, despreocupadas, con una arrogancia fascinante y escalofriante. Una cittá ecualizada con letras inteligentes y llena de referencias a eventos y personajes entre el valor agregado de la rabia, melancolía y emotividad de lo actual. Con esos mid-tempo que se transpiran. Se vibran. Claro está, siempre y cuando seas de aquellos que nos bancamos la rúbrica de Roma, incluso cuando la caga. Curiosa canción esa de "Cuídate de los idus de marzo, bro".
miércoles, 14 de abril de 2010
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