miércoles, 14 de abril de 2010

Cultura y transgresión

(publicado en El Comercio 10/4/2010)

La transgresión es un recurso cultural legítimo que, para ser válido, debe subrayar el talento de quienes lo usan. No todo arte es transgresión, ni toda transgresión es arte. La transgresión, en el circuito expositivo, tampoco es la guerra del artista contra sus agresores, sino algo más sutil.

En la cultura actual, las hibridaciones y los mestizajes son tan constantes como imprescindibles. Así, una buena pintura es tan interesante como un buen libro, un buen espectáculo teatral o una buena película. Pero, si cualquier disciplina o expresión válida se expone al desconocimiento, la ambición desmedida, la tontería y el ‘glamour’ mal entendido, estaremos expuestos a muchos ‘cantamañanas’ que se disfrazan de artistas. Entonces la cosa se complica.

El año pasado, en Gijón, invitamos a un taller de AlNorte al salmantino Domingo Sánchez Blanco, artista inclasificable y transgresor donde los haya, ‘performer’ de raza, buen pintor, gran comunicador e intelectual con las ideas claras. La Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile ha abierto estos días una cátedra con su nombre. Es un excelente profesional que, durante su semana de trabajo en Asturias, mientras estudiábamos la convergencia mediática y cultural de nuestro tiempo, se brindó a ofrecer una breve acción abierta que incluía, como cierre, dos docenas de oricios para compartir.Juego generoso y epílogo divertido, para distendir el ambiente.

Por desgracia, esa fue la anécdota que trascendió y la única imagen que impactó ciertas retinas. El añorado Camín (Joaquín Rubio) siempre nos decía que para saber ‘desdibujar’ hay que saber dibujar. Aludía al cubismo, que Picasso logró desarrollar cuando ya era un grandísimo y consolidado pintor, capaz de transgredir lo establecido y hacer historia. La transgresión como medio, no como meta, ejemplifica todos estos casos.

«Nada es más elocuente que la acción» (William Shakespeare)

No hay comentarios:

Publicar un comentario