miércoles, 18 de enero de 2012

ROJO EL CARMIN (inverecundia en la sala de maquinas)


Vivo rodeado de vecinas, estan contentisimas conmigo, hasta me perdonan cuando me olvido la ropa en la secadora, normalmente cuando llego esta doblada cuidadosamente y metida en una bolsa, algunas veces hay alguna nota carinhosa, pero lo de hoy ya roza el cachondeo y la sinvergüencería, unas marcas de carmin, como unos besitos en mis calzocillos a modo de premio al que se ha vuelto a olvidar la ropa en la secadora. Ya no se si es que se lo pasan pipa a mi costa, o hay algun tipo de venganza latente a punto de estallar. Aunque esto ultimo me da que pensar, quizas se trata de algun tipo de mobbing o bulling residencial. Lo bueno es que se mantiene la cordialidad en todo momento, mantengo la musica en su sitio.

La estancia estaba completamente vacía. Solamente quedaban unos vasos con restos de alcohol sobre la mesa. Había un silencio que cortaba. El aire se respiraba denso y aún permanecía ese leve olor a humo y a mezcla de perfumes caros.

Él se frotó la cara con las palmas de las manos varias veces. Suspiró y caminó descalzó hasta el baño. Se bajó los pantalones y se sentó en el retrete. Contemplaba la estancia ahora vacía. Apenas recordaba nada. ¿Tal vez se trataba de otras de sus fiestas?. Seguramente.

Cuando terminó de hacer sus necesidades se lavó la cara, el agua salía helada. Otra vez se había estropeado la caldera.

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