sábado, 2 de junio de 2012

HACIA UN MERIDIANO INQUIETANTE II


me encontraba vestido con el sombrero de cagon y la chaqueta de un hombre que murió con ella puesta, prendas de vestir propuestas por domingo sánchez blanco. pasada la medianoche inicié camino al cementerio cargando picota y pala junto a una lámpara de mano. la noche estaba cálida y no imaginaba los cambios abruptos que ocurrirían durante mi permanencia entre las lápidas de obras enterradas. llevaba además un mazo de barajas españolas para pasar la noche jugando una partida. domingo y manuela fueron mi compañía camino al cementerio museo-mausoleo pero tras documentar el inicio de la excavación partieron a castellanos de villiqueras dejandome solo en aquel inhóspito entorno salmantino. me mantuve alerta en caso que domingo me gastara una broma, al cabo de algo así como una media hora o tal vez un poco más o menos, seguí cavando hasta promediar una profundidad de un metro.

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