,
cuya “inútil” descripción repug- na; al punto que nos negamos a admitir que el propio movimiento de las generaciones sucesivas la describe– libre para no consagrarse más que a la ascensión de un espíritu que parece seguir
,
de común acuerdo con la cultura
,
el ascenso de la historia; y por lo demás
,
de dejar el movimiento descendiente de ese pensamiento en espiral a los expertos del fracaso
,
del desecho
,
del menoscabo de la función de pensar y de vivir
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