me despedi de la ciudad fortificada de cuenca con una obra invisible que complementa a la realizada en el cementerio-museo-mausoleo de morille. la realicé pasada la medianoche cuando las luces que bañan el casco historico son apagadas y la ruta hacia los desfiladeros entran en una oscuridad ritual. caminé con mis botas de montaña por última vez. con ellas cruce la unión europea muchas veces y a pesar de tener tantos periplos a cuestas, el calzado no mostraba el kilometraje vivido. parti de la plaza mayor, donde me alojaba, bordeando los desfiladeros hasta llegar al despeñadero mas alto, fuera del muro del castillo. la bóveda estrellada era el plató siempre deseado para una experiencia como en la que estaba involucrado. la llegada no fue fácil y el vértigo hizo de las suyas. quede descalzo y dispuse las botas en el borde. el viento soplaba como corresponde y el frio no era algo para sorprenderse. el registro con mi celular no da cuenta de la inmensidad en la que pendian los "bototos". el descenso fue descalzo por calle larga hasta llegar a la del colmillo. ya en mi habitación la vigilia siguió hasta el amanecer.
domingo, 24 de junio de 2012
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