jueves, 28 de junio de 2012

PARA SENTIR LAS LEYES DEL MERCADO ROJO

Acabaramos.  En la antigüedad griega, el término común para nombrarlo fue durante siglos
aoidós (aedo), el cantor. Pero muy significativamente Píndaro prefiere otra palabra
que es, de modo muy sugestivo, sophós, sabio. Así, en la traducción de sus versos,
“poeta es el que sabe muchas cosas por naturaleza”. En la concepción pindárica, el
poeta-sabio no se hace por enseñanza, por arte, sino que su dignidad le viene por
naturaleza. El poeta-inspirado es un transmisor, no un autor con connotaciones
individuales. Es un intermediario entre los dioses y los demás mortales. Su función,
como advirtieron los antiguos, es muy próxima a la del profeta y a la del adivino. En
la encarnación más ilustre de la antigüedad, la inspiración aparece como un
mandato divino que incita al canto, es un acicate ineludible.

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