falta poco para partir. siento el ruido no sólo de los aviones sino de los recuerdos acumulados. partir es también retornar. las veces que estuve en europa mi entorno habían sido siempre los museos, las galerias, los centros de investigación. en esta oportunidad fui acogido por familias españolas, donde comparti sus día a día, brindándome una amabilidad que aprecio y agradezco profundamente en su excepcionalidad. la extroversión latinoamericana puede ser tan extraña como la reserva europea pero la hospitalidad ibérica brindada no sólo enriqueció mi punto de vista sobre esa cosa compleja llamada globalidad y que ahora les da por llamar interculturalidad, también me situó en una posición privilegiada sobre la condición afectiva del devenir. y no sólo en lo artístico, insisto. aún no se redactarlo de manera adecuada pero tal vez, logre comunicar en parte cómo lo vivido en el viejo mundo mola. aunque creo que romera podria darme una mano para explicar lo que intento redactar.
martes, 17 de julio de 2012
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