Si me
aventurase en el torbellino, entre los viaductos de tus sueños, donde las
inmóviles aspas de acero se parten. Y el surco que queda en las aguas cesa,
podrías encontrarme. Besarías mis ojos y me acostarías en el silencio fácil
para nacer de nuevo.
lunes, 2 de julio de 2012
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