jueves, 6 de octubre de 2011
6 OCTOBER 1955=56 : CODO DE ARAÑA EN LA CUEVA; FELICIDADES AL CHAMP CAL.45
Eran entre las tres y las cuatro de la tarde, sentí como los colmillos se clavaban hasta el hueso, en una especie de dolor indescriptible, tenaz, la visión del suelo se nubló, y los segundos me parecieron eternos. Eso sí, acelerarón la reacción posterior, una producción extra de adrenalina se exparcio desde desde el pecho hacía las piernas y la cara. Después de esto, a causa del atractor del dolor filial hacia el paterno, creo yo que mi padre experimentó un proceso de rescate y cayó en el fatal círculo de la trampa-mandibula. Esto, imagino debió de ser para él de similar intensidad, pelando el dedo índice hasta el hueso, a post injertado.
Entonces desconcertados por el fugaz evento, acabamos padre e hijo en urgencias con unos trapos cubriendo las heridas de guerra. Unidos para siempre en esa milesima de segundo, encajada por nuestros tendones y la cicatrización tipo pit-bull de nuestra piel, carne, y músculo.
El tendón es esquivo por naturaleza, incluso ante los afilados canino y molar del poderoso animal, acto sin culpas, inscribió sobre piel y carne, probablemente tatuando el hueso con su nombre, internamente y cubierto por piel y carne cicatrizada hasta que se descubra del manto del tiempo, a veces regresa ese intenso dolor, pero gracias al mismo, recuerdo esos momentos estando juntos, padre e hijo.
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