lunes, 7 de enero de 2013




antes de versionar por segunda vez las siete horas de judith y ernesto o las jodidas fotos de fernando en facebook, decidí primero terminar cosas pendientes como mi tatuaje, que tenía ser realizado sólo por una persona: uno de mis mejores amigos -leonardo venegas- gracias a quien ahora puedo llevar en mi cuerpo inscrito el apellido de un tipo que me cae bien como lacan sino también la huella de una amistad que me ha acompañado en las buenas y en las malas por décadas. literalmente si no fuera por él, hace tiempo que no estaría aquí ni allá ni en ningun lugar. es de madrugada e invoco a los cuatro acordes básicos para despertar no a esta desconcertante capital neoliberal. sino para susurrar al oído de quienes amamos ritmos y melodías sobre la libertad y sus fintas con el deseo y el placer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario