El ser humano es una fuente inagotable de todo tipo de manías que, en muchas ocasiones, se aproximan peligrosamente a la frontera que separa la simple extravagancia de la enfermedad. Ese es el caso de Kaylin, una joven californiana cuya historia descubrimos a través del blog “ALT1040”.
Kaylin se define como una chica normal de 18 años que esconde un extraño secreto: no puede evitar comer plástico. Su afición a la ingesta de este material empezó cuando tenía unos siete años y ha llegado hasta tal punto que la propia joven reconoce que es víctima de una extraña adicción.
Pero lejos de esconderla, Kaylin ha protagonizado un episodio del programa de televisión “My Strange Addiction”, en el que cuenta por qué no puede evitar llevarse a la boca productos de este material. “No es por cómo sabe el plástico, sino la manera en que lo como, pues es duro y suave al mismo tiempo”, asegura Kaylin.
Perchas, chupetes y mandos
Durante los últimos once años, la joven se ha comido 12 mandos de control remoto, más de 5.000 adornos de pulseras, más de mil espadas de coctel, cien tenedores, una decena botellas de agua, dos chupetes de bebé o unas 50 perchas, entre otros muchos objetos de este material. Así, hasta alcanzar las alrededor de 60.000 piezas que se estima que ha consumido en todos estos años.
En varias ocasiones esta “manía” ha alcanzado un nivel preocupante, al convertirse los objetos de plástico en su única comida, llegando a sustituir la ingesta de cualquier tipo de alimento. Kaylin asegura sentir que “necesita” comer objetos fabricados con este tipo de material. Esta situación ha convertido su particular conducta en una adicción que parece adentrarse en el sendero de la enfermedad.
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