El oxigeno se hacia más escaso a determinada altitud/profundidad, de las rocas emanaban sonidos de sirena, que lejos de alertar nuestros oidos de expedicionarios nos atraían más al punto muerto de la visión, donde la ventisca/corriente se encabronaba aún más. Si el jazz y la ginebra de la estación base no hubiesen bastado, ahora este abismo sería totalmente glaciar, además la comunicación llegaba a otras cotas, las sombras dominaban en busca de otro tipo de combustible alternativo. Por un momento giré la cabeza y parecí ver algo que no debería de estar allí.
domingo, 24 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario