Numerosos shebeens para la semana santa irlandesa, curiosos recobecos en la ciudad o fuera en los pueblos del alrededor con fiestas privadas, raves, y todo tipo de jolgorios algunos clandestinos y otros simplemente familiares o coleguiles. Un ambiente fraternal, de comunión ante nuevas músicas que se hibridan con las que nos son tan nuevas, saunas, jacuzzis y stew con guinness, carreras de taxis o galgos sin dientes que empalman la noche y el día sin temor a la nada. La última bocanada de procesiones secretas en sociedades abiertas, penumbras y claridades se conectan en estos días de trabajo intenso. Nuevos anhos, celebraciones discretas que duran toda la semana.
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