martes, 12 de marzo de 2013

Ceniza de oro. El Tamerlane encapuchado de sombra y

Avant-rasp. Los Reflejos internos extraordinarios, la pantalla se infló y el diablo cagó en la taza. En la encamisada, se luchaba en la niebla para camuflarse en contacto con la tierra seca. Las raices mas profundas del ser, cruzaron sus caminos interponiendo la diferencia en la frontera. Vimos la trucha de arco iris cuando sabemos que hay un escudo protector que te coloca de un lado o de otro. Al funambulista se le desliza el pinrrel al extremo como si la pintura reposada con olor a musgo de micropel se hubiese transformado en un aceite denso y huntuoso. Gente honesta que no saben explicarlo. Atravesaba las grandes dunas al sur de Uargla. Es éste uno de los países más extraños del mundo. Conocerán la arena unida, la arena recta de las interminables playas del Océano. ¡Pues bien! Figúrense al mismísimo Océano convertido en arena en medio de un huracán; imaginen una silenciosa tormenta de inmóviles olas de polvo amarillo. Olas altas como montañas, olas desiguales, diferentes, totalmente levantadas como aluviones desenfrenados, pero más grandes aún, y estriadas como el moaré. Sobre ese mar furioso, mudo y sin movimiento, el sol devorador del sur derrama su llama implacable y directa. Hay que escalar aquellas láminas de ceniza de oro, volver a bajar, escalar de nuevo, escalar sin cesar, sin descanso y sin sombra. Los caballos jadean, se hunden hasta las rodillas y resbalan al bajar la otra vertiente de las sorprendentes colinas

época

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