jueves, 1 de septiembre de 2011

CARTA ABIERTA A EUROPA (2)

Esta captura fotográfica tuvo que ser realizada en una fracción de segundo. La cámara de seguridad del Museo Nacional de Bellas Artes advirtió que la tomaría y el guardia estaba a la vuelta de la sala, sus pasos se escuchaban y era cuestión de un rato para que me pidiera borrar lo fotografiado. Me hubiera sido más fácil hablar con la dirección del museo y, así, esta foto-performance “discreta”, a nivel usuario, sería más prolija. Pero ese no era el punto. El cuadro que está a mi espalda es uno de mis preferidos. Si tuviera que ser comisario de una exposición de arte chileno, me sobrarían dedos de una mano en mi selección y entre lo seleccionado estaría “Carta abierta a Europa”, que así se llama el cuadro que ves. Lo pintó Vergara-Grez en 1957. Durante mi adolescencia, frecuentaba el taller del artista y esta pintura estaba colgada allí. Estaba acostumbrado a mirarla horas, estudiarla de cerca, escuchar las historias de su autor como si estuviera viendo un DVD con su voz activada en off explicando cómo la hizo. Entonces podía tocarla, no sólo mirarla. Algo que ahora ni en broma puedo hacer. Por eso quise tomarme esta foto. De ahí el deseo de este desatino fotográfico sobre el contraste entre la realidad del museo y mi realidad de tratar con los artistas en su quehacer. Algo que no es un hecho aislado en mi prontuario. Mientras, amablemente, me dejaba reducir por el guardia de seguridad recordaba cuando José Balmes me prestó su paradigmático “Santo Domingo 1965” para exhibirlo sin seguridad alguna y nada de nada. O Matilde Pérez dejándome mostrar en las mismas paupérrimas pero poéticas condiciones, las valiosas serigrafías que hizo al retornar de su segundo encuentro con el GRAV. Pienso también en la irrestricta “colaboración” a mis exabruptos por parte del “maledetto” Francisco Brugnoli y la entrañable Virginia Errázuriz. Narro sin entrar en los detalles de cómo estos veteranos artistas participaron en mi juego poético sin transar en nada las reglas artísticas de los suyos. Ignorando juntos, con rigor crítico y adolescente, los pro y contras del sistema. Antes que el botón de la cámara fotográfica del celular fuera apretado, descubrí que esto sólo he podido hacerlo con artistas que tenían ya articulado todo su discurso artístico antes de 1973 …

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