
Se escogían dos víctimas, una para los hombres y otra para las mujeres, a quienes se cargaba con las culpas y pecados de todos, y después de alimentarlos con toda
clase de viandas, se les azotaba y se les quemaba o lapidaba. Otros
sacrificios tenían por finalidad mostrar reconocimiento a los dioses
por un favor recibido o apaciguar a los espíritus malignos (Harpías, Euménides o divinidades como Tifón). Las víctimas humanas fueron reemplazadas por animales cuando los filósofos comenzaron a clamar contra tan crueles costumbres.
bueno, a los filósofos, ya sabes,no hay que apresarlos con vida.
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