
Antes de quitarse la servilleta para seguir comiendo, miró hacia
la ventana, entre bocado y bocado, y continuó mirando hasta que, sujetando la servilleta, se levantó y corrió las cortinas, dejando la habitación en penumbra. Después se sentó a la mesa para terminar de comer tranquilamente
El Hombre Invisible H. G. Wells
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