lunes, 8 de julio de 2013

UN CUCHILLO EN EL TOBILLO Y CIENTOS DE CIERVOS VOLANTES DE ELITE



LA IMAGEN APOCALÍPTICA DE MILLONES DE ESCARABAJOS EN UNA PROCESIÓN O MARCHA IMPARABLE HACÍA UN OBJETIVO DESCONOCIDO. SUJETOS POR EL AGRADABLE EFECTO DEL DESCANSO PLENO LLEGAN A LOS PUEBLOS DESDE LAS CIUDADES. NUEVAS ORGANIZACIONES SECRETAS, NUEVOS RETOS RITUALES Y UNA DESCOMPRESIÓN MEDULAR DEL CUERPO DE ELITE. DESCENSO Y ASCENSO EN UNA PELEA INTERMINABLE POR EL COMBUSTIBLE INTERNO. ESAS AGITACIONES SON  FUENTE INAGOTABLE DE IDEAS PARA UNOS CIENTOS.
Hablando de Europa, resulta imposible sustraerse a la palabra crisis, aunque orille adrede lo político. ¿La crisis le sienta mal a la cultura, la perturba mucho o, al contrario, la espolea? “La cultura es una crisis continua. La cultura no está en crisis, es una crisis continua. La crisis es condición necesaria para su desarrollo”. ¿Y la mercantilización del producto cultural, o el riesgo de privatización del patrimonio? Es un fenómeno que en realidad tiene muchos siglos de antigüedad, recuerda Eco, en referencia al patrocinio privado de actividades culturales (la restauración del Coliseo romano por una firma de zapatos, o los palacios venecianos propiedad de grandes fortunas que exhiben su poderío y su logo): “Eso siempre ha existido. Virgilio era pagado por Augusto; Ariosto cobraba de un duque. De alguna manera, si yo hubiese vivido en el siglo XVII habría debido estado al servicio de un señor; hoy no, mi trabajo literario o docente me permite vivir. En este sentido, la cultura es hoy más libre. Todos los textos en el ochocientos se inician con una loa al señor, al rey, es como si hoy tuviese que encabezar todos mis libros con un elogio de Berlusconi (risas)… Es justo que una empresa colabore con fondos para restaurar el Coliseo de Roma…” Umberto Eco

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