Bucear, como sabemos, es el acto de sumergirse. Es una buena metáfora para representar el involucramiento tanto del artista como el espectador en la experiencia del arte. Recurso analógico para dar cuenta de los métodos y estrategias de ilusión e inmersión artística, que entre sentido figurado y sentido literal podemos aprehender como si nos moviéramos o interactuáramos con las imágenes que el artista hace comparecer, suspendiendo voluntariamente la respiración, exigiéndonos relajación mental y predisposición a entornos con falta de oxígeno. Domingo se zambulle en la realidad líquida del arte, entrando hacia adelante, hacia atrás, o a los lados, siempre de manera libre, en esa piscina-umbral que tiene la forma de las tavolettas perdidas que enmarcan los procesos recursivos de la historia del arte.
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