CARTA
Queridos filósofos: me pongo triste cuando pienso.
¿A vosotros os pasa lo mismo?
Justo cuando estoy a punto de hincar los dientes en el noumenon,
alguna novia antigua me viene a distraer.
“¡Ni siquiera está viva!” grito a los cielos.
La luz invernal me hizo tomar ese camino.
Vi lechos cubiertos con frazadas grises idénticas.
Vi hombres de mirada sombría sosteniendo mujeres desnudas
mientras las maguereaban con agua fría.
¿Era para calmarles los nervios o castigo?
Fui a visitar a mi amigo Bob quien me dijo:
“Alcanzamos lo real cuando vencimos la seducción de las imágenes”.
Yo estaba dichoso, hasta que me di cuenta
de que tal abstinencia nunca sería posible para mí.
Me sorprendí mirando por la ventana.
El padre de Bob llevaba a su perro a pasear.
Se movía dolorosamente; el perro lo aguardaba.
No había nadie más en el parque,
sólo árboles desnudos con una infinidad de formas trágicas
que hacían más difíciles las cosas.
CHARLES SIMIC
Al señor Simic habría que decirle que la naturaleza fenomenológica de su novia no priva a la misma de su existencia. La Crítica de la Razón Pura no pone en cuestión el concepto de "vida" -y mucho menos referido a la supuesta novia del señor Simic- , simplemente no le interesa en las operaciones analíticas a realizar. Como bien estipula Kant, la existencia no es una categoría del entendimiento, sino la posición misma del sujeto que debe ser presupuesta en toda atribución propositiva.
En resumen: si no tienes novia no vengas a culpar a la ontología, pringao.
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