domingo, 31 de octubre de 2010

Por eso dedicamos nuestros libros
a los muertos.
Porque tenemos la vana convicción
de que nos escuchan.
Nosotros, cómplices de oficios
menos inocentes,
creemos que seremos dioses
en otros mundos
porque pensamos que la felicidad
es la distancia del milagro
cuando soñamos con una palabra,
cuando vemos alzarse los aviones.

1 comentario:

  1. pero bueno...estás copiando mi estilo !
    esto me gusta más que lo otro que leí... sigue así pero dejame hueco, bravo por tí.
    violeta

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