jueves, 4 de junio de 2015

Apuntes para una bizarra historia rocanrolera (borrador 2)



La segunda decisión fue convertir mi cátedra en algo utópicamente artístico. Sí, querido lector, no en la burbuja universitaria de los postgrados sino en una cátedra de veritas, de esas que hay en universidades muy tradicionales. Imaginarán que la cosa no fue nada fácil. Digamos que la levanté bajo bullying triestamental, para lo que el manoseado dicho "lo que no te mata te hace más fuerte" me sirve para resumir el asunto. Como para complicar el cuento, decidí llamarla con el nombre del artista recomendado por Fernando. Al comienzo, Domingo pensaba que esto era una broma de mal gusto pero tras numerosas conversaciones telefónicas se dió cuenta que era una apuesta más que arriesgada. Dos años después lo conocería personalmente. Para mí, jugar al rebelde fuera de la institucionalidad era algo fácil, demasiado. La historia está repleta de rebeldes que lo fueron hasta que la institucionalidad los acogió, entrando al redil de los tibios ganapanes de esos que siempre aborrecimos de estudiantes. Bueno, mi idea fue ser consecuente con mis (buenos) mozos años de estudiante y no engrosar aquella nómina. Lo hice para ser consecuente con ese artista adolescente y rocarolero que fuí. Además no se puede olvidar que mi país se caracteriza por una población circulante de artistas que envejece mal, fuera y dentro de lo que Alonso de Ercilla describió como "fértil provincia y señalada". Es un hecho que el poeta español cuando lo dijo andaba colocado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario