El gran sistema de sonido se alimentaba de un generador diesel, había más de mil personas camufladas allí. El agua estaba turbia, pero sin duda las estructuras de hormigón seguían sirviendo de sendero, aunque algunas partes estaban totalmente cubiertas por toda aquella maleza. Había una cámara de congelar el pescado, que había sido de la piscifactoría de truchas arcoiris durante los 80's. En el borde de la estructura existia una casa en construcción abandonada también desde aquella época. Saliendo del camino de la carretera se cruzaban varias cercas hasta llegar a la valla de la presa, donde la forma de flecha de esta, transformaba el cauce del rio en un pantano ahora colonizado por grandes peces muy voraces.
Encendimos un fuego junto al monasterio que había servido de retiro espiritual a místicos, y vimos como en las propias calizas del páramo se extraían las placas fósiles de los cocodrilos y tortugas gigantes que habían sido parte de la fauna del lugar antiguamente. Los cangrejos rojos, americanos habían desplazado a la especie autóctona, así como otras especies nuevas estaban acabando con el ecosistema original. Ciertamente los snakehead (Channidae) procedentes de Tailandia estaban haciendo estragos, un pez negro importado como pez exótico, con una boca llena de dientes, capaz de salir del agua y caminar con sus aletas, tenía el sobrenombre de Frankenfish o Pez Frankestein. En la estación del pueblo más cercano no había empleados. Debía de ser una estación poco transitada. El grupo atravesó el puente de piedra y caminó hasta el pueblo. Estaba completamente en silencio. No se veía a nadie. Todos los comercios tenían las persianas bajadas y en el ayuntamiento no había ni un alma. En la recepción del único hotel del pueblo tampoco había nadie. Llamaron al timbre, pero nadie acudió. Parecía un pueblo deshabitado.
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