HOY, BLOQUEO DE ORDAGO MAYOR, NARIZ, OJOS Y PECHO, CONTENTO Y JODIDO. ANALISIS DE CABEZA PARA ABAJO, JUSTO A LA LINEA DE FLOTACION, DESFLORANDO EL ROLLO DE PAPEL DEL VATER, MOQUEANDO CADA DIEZ SEGUNDOS, UNA CONEXION CHATUNA AL FACEBOOK Y ESPERANDO A MANUELA QUE VIENE DE CAMINO A LA CUEVA DEL VAMPIRO DESHILACHADO.
PODIA HABER HABLADO DE AYER, TRASVESTIDO, BARBIRUBIO A BASE DE COÑAC Y CONVERSACIONES. NOS BAJAMOS, SIEMPRE, LOS PANTALONES, AYER SEGUNDA ESENCIA, SIN AMARGAR NUESTRAS ALMAS COMIMOS GUINDILLAS ROJAS EN LA ESCALA MAXIMA.
En labios, comisuras y punta de la lengua. Las guindillas, ya sean secas o naturales (ejemplos las tailandesas),
extienden su picor por la zona media bucal, tanto en la lengua como en
los laterales o carrillos de ésta, lo cual las hace más “envolventes”;
como sucede con las guindillas o curries picantes de la India, al
comienzo sutiles, para acabar con ardor terrible al final de boca; sin
olvidar los picantes ajíes peruanos, con su boca untuosa, con toques de
alarma para las fosas nasales. todo eso lo trasportamos de boca al culo y los toques de alarma se arrepiñan. El camuflaje de los sentidos en un acto intimo, dificil de trasmitir a no ser con gestos de dolor, para mitigar el “dolor” del picante, y de paso al
igual que éste, adormecer o anestesiar en parte nuestras papilas
gustativas.
Por eso, incluso, es imprescindible acabar de buscarle entre los sabores
un lugar adecuado al picante, ese que cada día reconocemos desde la
punta, hasta el final de ese apéndice ultra eficaz llamado lengua.
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