Desde Tailandia y alrededores. Ayer a primera hora de la manhana recibí una llamada del banco que me recordó a carretera perdida con Robert Blake al otro lado del teléfono, alguien había retirado el dinero de mi cuenta desde Tailandia, la explicación del fraude desde una especie de distorsión spin entre Dublin y Laos, Camboya o Birmania, me transportó a una medio depresión en un ambiente de cambio de divisa europea por baths, peleas de insectos, o carreras de las tribus de la colina. Como no pudo ser de otra forma, el día entero fue cogiendo ritmo. Acabamos en un garage de Stillorgan intentando hacer un deal con penha venidos desde la montanha, un músico entrenador de perros y su socio, entrenador de defensa personal y ex boina verde. Esta última parte me recordó al Gran Lebowski. Un trueque por un jeep del 94 por un pequenho utilitario y una guitarra coreana vintage de 1982. Entre las demostraciones de la guitarra y las pruebas de los coches en el parking, con las demostraciones de lucha y golpes letales terminó dandonos abrazos cuando a modo de climax explotó el motor al coche de los montanheros al final de la negociación, y al final de un speech de vendedor de biblias. Apoteosico.
La magia del Basalto Antiguamente se creía que las rocas tenían poderes mágicos; del basalto se decía que quien se lo encontraba era dichoso para toda la vida. Si era una roca grande y la partían, el dinero venía en abundancia, pero tenían que regar las piedras por todos lados para que hubiera dicha y felicidad en más lugares. Según otra leyenda: las columnas de basalto de la Calzada de Los Gigantes, eran antiguas piedras utilizadas por los gigantes para cruzar el canal entre Irlanda y Escocia. Según evidencias geológicas, los científicos creen que las distintas columnas se formaron durante la fase de enfriamiento y contracción de una corriente de lava.
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