miércoles, 3 de noviembre de 2010

1 parte de unas cuantas DE LAS PARTES


CEPILLO DE DIENTES VIBRADOR
El cepillo de dientes eléctrico y su algo más redondeado primo, el bolígrafo vibrador, luchan en primera línea de combate, junto a las botellas de champú y los rotuladores de punta suave, en la interminable guerra que las chicas adolescentes mantienen desde siempre con sus vaginas. No carece de sentido; cualquier cosa que vibre le da gustirrinín al clítoris, ya se trate de una lavadora, de un asiento de autobús o de Michael J. Fox, con sus tembleques parkinsonianos. El cepillo electrónico que utilicé en esta prueba pertenece a mi compañero de piso, Dale, que no tiene ni idea de que se lo cogí prestado. Una bien querría poder gastarse una pasta en un vibrador de último modelo; no teniendo ni un duro, se me ocurrió que la vibración del cepillo eléctrico haría un trabajo similar. No fue así. En términos de potencia vibratoria, el cepillo resultó poco viril, llevándome 20 minutos alcanzar el clímax. Bastante aburrido. Y acabé con el clítoris dolorido.

Nivel de placer: 4/10
Dificultad: Poca. Lo que se dice vibrar, el trasto vibra.
Vileza y/o sofisticación: Al margen de la sosería de la experiencia y del escozor, la verdad es que fue una paja bastante pedestre.

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