Hoy me topé con un conocido, un psicoanalista que escribió sobre mi Obra Invisible, y me preguntó si me acordaba del texto. Le dije que no, en verdad no tenía ganas de decirle que su análisis era un simple cortar y pegar de lo que se dice que hago en Wikipedia. El asunto es que, con cierto dejo de sofisticación, me dijo "te lo enviaré pero está en francés". En realidad, no es que viera venir ese comentario pero le dije que se lo agradecía y que cuando necesitara una traducción al chileno avanzado, no dudara en hablar conmigo. Y luego, para seguir con la tontera, cada vez que me veía haciendo algo me largaba un chiste sobre la invisibilidad. Yo, en verdad, andaba de mala leche, estaba en medio de una manifestación contra los abusos economicistas en el país, como muchos chilenos, incluso él también estaba ahí conmigo por eso, pero no sé si entendió cuando le interesó meterse con mi obra, que mi invisibilidad alude y se resiente justamente de aquello que nos convoca y encabrona. Y que para mi, la invisiblidad nunca ha sido un puto chiste. Ojalá lo fuera y vaya que se lo agradecería. Por lo demás, basta conocer los nueve requerimientos que exijo para convertir una obra sea invisible.
jueves, 4 de agosto de 2016
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