En ese círculo fluiría toda la potencia, dispersa de otro modo. En aquello que se nombra -una taberna, una diligencia, una oficina, una habitación- se concentraría una energía inaudita. Una pluma de Oornaski y marfil, una afilada
navaja de Occam, un bolígrafo de platino casi rosado con
incrustaciones de turmalinas, y un encendedor de oro pigmentado. Las tapas del libro están llenas de dibujos que
los distintos grosores de la piel han creado. Dentro y fuera, se han ensamblado además jugando
con formas simétricas. Medio dormido por el hachís, y el coñac, leí un poco en el tren y después seguí leyendo en el
salón torre. La chimenea hacía ruido y desde el hueco resonaban las
crepitaciones que anunciaban que el asado de carne de vaca ya estaba listo. En unas bandejas calientes nos acompañan unas patatas irlandesas doradas y en una jarras enormes un vino de ribera seguidos de todo tipo de productos de montaña. El retorno a una especie de selva primigénea, cargada de sonidos ignotos y de apariciones.
sábado, 30 de noviembre de 2013
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