miércoles, 14 de abril de 2010

Avelino, querido, lo has bordado. Magnífica tu apodemialgia (así diría Utray) Roma. Una anticipación de la nostalgia que sentirás cuando estés lejos. Desde San Pietro en Montorio, junto al templito, desde la Academia. Ahí se comprende qué cojones significa eso de que todos los caminos conducen a Roma. Guidieri habló, hace años, de "lo glauco", de la pesada tristeza que impone la ciudad recordando a Fellini y a las visiones neorrealistas de la cittá. Pienso que en medio de la movilización permanente del turismo, sigue teniendo sus rincones, su desgarradora belleza. Otros se pirran por NY o Berlín. No hay color.

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